Ad portas de cerrar el proceso electoral, donde los ciudadanos de nuestro país, ya sea residentes en Chile o en el extranjero, elegiremos a nuestro futuro Presidente de la República y Gobierno, quisiera aprovechar esta ocasión para enfatizar la necesidad de que ambos candidatos valoren la importancia a la inversión extranjera directa, uno de los pilares relevantes para sostener un camino hacia las necesidades de progreso y equidad del país.
La Inversión Extranjera Directa (IED) es fundamental para el crecimiento de Chile para generar las condiciones necesarias en las ansiadas mejoras de la calidad de vida en las familias en nuestro territorio. Bien sabemos que una inversión, puede traer consigo externalidades positivas que nos benefician en distinto nivel y que no se limitan al mero ingreso de capital: transferencia de tecnología y buenas prácticas, creación de nuevos puestos de trabajo, capacitación, introducción de competencia a los mercados y fomento de la industria auxiliar, lo que además, potencia la innovación y el emprendimiento.
Tenemos una oportunidad real de generar recursos económicos que permitan sanar diferencias y encauzarnos realmente hacia el desarrollo, por medio de la recaudación impositiva de inversiones en sectores como cobre, litio, hidrógeno verde, entre otros. Pero para ello, tanto Gabriel Boric y José Antonio Kast deben considerar en sus programas, apoyar y dar certeza jurídica a las inversiones, considerando, además, que vivimos un proceso constituyente que hasta el minuto, sus señales no apuntan a ello.
Por ejemplo, si pensamos solo en los proyectos de la minería del cobre, en caso de que no se respete la institucionalidad, se estima que al menos una parte de los proyectos nuevos no se harían, con el consecuente efecto en la producción del mineral rojo y la recolección de impuestos. Solo se construirían aquellos que tienen que pasar de Fase, que tienen una parte importante de la infraestructura ya realizada y que requieren de una inversión que es, aproximadamente, la mitad que al partir de cero. Es decir, de los US$ 70 mil millones que se esperaban invertir hasta el 2030, sólo US$30 mil millones llegarán a destino y, como dije, estos proyectos representan leves aumentos netos de producción, por tanto, no generan recaudación adicional de impuestos.
Por ende, sabemos que como país debemos seguir trabajando duro, sortear desafíos. Es tarea del mundo público y privado avanzar, por lo que humildemente invito a un nuevo Gobierno, Congreso y Convención Constituyente tener la voluntad de pensar en el mediano y largo plazo sobre impuestos y Royalty, para ejecutar todos los proyectos mineros, con su efecto multiplicador en la economía, y un aumento sustancial consecuente de la recaudación impositiva, afectando positivamente a la ciudadanía chilena, ya que el Estado contará con más recursos para invertir en educación, salud y en todos a aquellos sectores que necesitamos mejorar para alcanzar los estándares que tienen los países desarrollados y así transformarnos en uno durante la próxima década.
Antes de terminar, les recuerdo que Chile produce el 30% de la producción mundial de cobre y litio. Aún más, tenemos también el 30% de las reservas mundiales conocidas de ambos metales. Por ello, CHILE TIENE EL DEBER MORAL Y ÉTICO ANTE EL MUNDO de aumentar su producción para ayudar a la descarbonización del planeta donde el cobre y litio juegan un rol fundamental
Marcelo Awad
Vicepresidente Cámara Chileno Canadiense de Comercio